Vais a vuestra librería habitual, quizá sin saber qué título
caerá esta vez en vuestras manos. Este es posiblemente un ritual que para
aquellos a los que les gusta la lectura sea necesario, también un tanto
frustrante por el tiempo dedicado a ello, pero gratificante en cuanto a
habernos decidido por ese libro que nos tendrá ocupados por unos días.
¿La decisión final? Los libros de tapa dura son tentadores,
pero tal vez el precio nos tire para atrás. Vamos a la sección de libros de
bolsillo, cogemos el que más nos gusta, vemos que tiene 300-350 páginas y nos
damos por satisfechos.
Ahora bien, Genji Monogatari no son 8 o 9 Euros de gasto,
tiene cerca de 2000 páginas en nuestras ediciones (4000 en la japonesa) y es un
clásico, lo que implica que puede no ser un tema que nos apasiona pero debemos
leerlo.
Dicho así, es complicado plantearse su adquisición, pero estamos ante una
novela que fue escrita cuando no existían las novelas (al menos no como las
conocemos actualmente), con una trama tan buena o mejor que cualquier
best-seller en nuestros días y fue escrita por una mujer.
Esto último podría parecer una
ridícula justificación, pero en realidad no lo es si tenemos en cuenta que
Genji Monogatari fue escrita en una época en la que la mujer era prácticamente
un fantasma que se ocultaba en las sombras de los rincones de sus propias casas:
el Periodo Heian. Para ellas el hogar y la vida existía bajo la figura de dos
hombres, sus padres y sus maridos, y sólo les era posible escapar de este aislamiento
recurriendo a la Corte Imperial como concubinas.
De hecho como anécdota, uno de los kanji (escritura china) para “esposa” es 家内. El primero corresponde al kanji de “casa” y el segundo significa “interior/dentro de”, así que tenemos que la esposa es “aquella que está dentro de casa”.
De hecho como anécdota, uno de los kanji (escritura china) para “esposa” es 家内. El primero corresponde al kanji de “casa” y el segundo significa “interior/dentro de”, así que tenemos que la esposa es “aquella que está dentro de casa”.
En la Corte Heian, los hombres
estaban interesados en mujeres de alta clase social, que eran hábiles en Shodou
(caligrafía) y escribiendo poesía. Por lo general, las concubinas pasaban a
tener el papel de amantes secretas (por decirlo románticamente…), varias a la
vez en muchos casos, mientras el hombre estaba casado por motivos políticos con
una “mujer de bien”.
Ya hablamos en la entrada Origenes de los Samurai sobre el Periodo Heian, por si queréis conocer algo más sobre el
trasfondo de la novela.
Sobre la autora, Murakami Shikibu, poco se sabe, ni siquiera sobre su verdadero nombre. Pertenecía
a la nobleza de la época una vez se casó con un hombre de la rama inferior del
clan Fujiwara y tras su muerte (tenía ya una edad avanzada y decenas de
concubinas a su alrededor) empezó a escribir antes de acceder a la Corte como
asistente de la Emperatriz Akiko.
Es meritorio, pero no estamos, claro está, ante una mujer de clase social baja
en sus orígenes, puesto que a pesar del nivel cultural de la época todo aquello
que no era la Corte y el Emperador era considerado inhumano y por tanto,
despreciado.
En cuanto a la trama, el primer tercio bien estuvo a punto de tirarme hacia atrás hasta que me di cuenta
de que los personajes evolucionaban con una visibilidad y descripción
increíbles. ¿Cómo una novela escrita hace 1000 años puede tener personajes así?
Cuando se relata la experiencia, en este caso desde la perspectiva de la autora
en la Corte, se escriben grandes historias, pero es difícil de asimilar no sólo
este hecho de que los personajes crezcan con el libro, sino que la trama en sí
sea un relato atemporal con escenas que bien podrían haber sido escritas hace
una semana y que además describan con fidelidad una época tan atractiva como la
de la antigua Kyoto.
Deteneos cuando os describan los escenarios, lugares,
templos, festividades y disfrutad investigando por vuestra cuenta,
contrastando, y aprendiendo más sobre cultura y tradiciones japonesas (un repaso
a las religiones sintoísta y budista os ayudará a comprender muchas
situaciones, sobre todo a partir del ecuador del libro).
Si vuestra paciencia no llega a resistir los 56 capítulos del libro, se ha emitido creo que no hace mucho un anime basado en la novela, pero como no lo he visto tampoco os lo quiero recomendar por si no tiene nada que ver. Tan sólo comentarlo por si os interesa.
Sin duda, Genji Monogatari es más
difícil de reseñar que de leer, así que desde 5 Minutos Más os recomendamos,
puede que exclusivamente, que invirtáis no 5, sino 10 minutos más a la lectura
de esta gran obra literaria.
Como última curiosidad (gracias a
Kumiko Kojima ^_^), os dejo este video y el enlace a la web (jp) con un prototipo de robot que explica la
Historia de Genji, creado en Kyoto en 2008.
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