"Bambino! es una adaptación del popular manga escrito por Sekiya Tetsuji. Después de trabajar durante un año en el restaurante familiar en un barrio en Fukuoka, Ban Shogo, un entusiasta aprendiz de cocinero, se desplaza a Tokyo para mejorar sus habilidades en la cocina con el objetivo de convertirse en un auténtico chef. Después de un tiempo, se da cuenta que no sabe tanto como creía y tendrá que probarse continuamente a sí mismo en un restaurante lleno de profesionales que no se lo pondrán nada fácil"
Para los que cuentan con memoria de elefante, si hablamos de Jun Matsumoto y Karina,¿os suena de algo? Como una prolepsis impremeditada pero necesaria acordamos hablar de este dorama "Bambino!", en el cual esta pareja demostró que encajaba perfectamente para compartir reparto de nuevo.
Bambino!, es uno de esos dorama de los que ya no se oye hablar de nuevo. Es típico, pero a la vez conmueve. Monotemático, pero al mismo tiempo con decenas de posibilidades, de direcciones. Y las localizaciones son casi siempre las mismas, pero se tornan necesarias para la vista.
Mi percepción sobre esta serie de 11 episodios tiene una influencia clara: Mr.Ajikko (si os digo 'Sushi el petit chef' o 'El Gran Sushi' os sonará más). En sí no tiene nada que ver, en cuanto al humor delirante y la estética, pero la temática coincide en cierta manera: la pasión por la cocina.
Ban Shogo (Jun Matsumoto) es el clásico protagonista de dorama. A través de su pasión intenta alcanzar un sueño, cada capítulo es una prueba de superación personal que concluye con una moraleja y la expresión tan típica japonesa de "voy a dar lo mejor de mí mismo" es la excusa para continuar avanzando. Ya cansa, ¿no? Es decir, a fin de cuentas todas las series tienen un objetivo, los personajes intentan lograrlos, las complicaciones y esas cosas, pero en los dorama estos medios para el fin a veces son la causa, incluso con mayor trascendencia que la propia temática en sí.
Es el único motivo por el cual esta serie no se merece un diez como una casa. El elenco de actores es excelente, los escenarios son repetitivos pero tan acogedores que complace tanto a los que sueñan con pisar Tokyo algún día como a los que no les interesa en absoluto la ciudad, y la relación problemática-superación se supera en cada capítulo y nos hace dudar, como pocas veces, sobre si el protagonista conseguirá o no sus objetivos.
En ese sentido, la intensidad de la serie en su último episodio es abrumadora, porque han sabido avivar la expectación a través de los altibajos de Shogo, la presión de un entorno hostil para un chico de pueblo en un restaurante en la gran ciudad, los problemas ajenos al trabajo y el interés de los espectadores por conocer qué será de él.
Y especial hincapié en esto último, porque lo cierto es que el final puede sorprender a más de uno.
Os dejo el opening porque no he encontrado ningún trailer en condiciones:
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