En lo más profundo de las montañas del reino de Kaedwen se yergue una solitaria fortaleza, protegida por la naturaleza misma y la mano de incontables generaciones de brujos. Caer a’Muirehen, el Viejo Torreón Marino en la Lengua Antigua; Kaer Morhen en su forma actual, corrupta por el paso del tiempo; la fortaleza de los brujos. Aquí, entre sus murallas, en sus frías estancias de piedra siempre gélidas pese al fuego de las chimeneas o en su patio de armas antaño bullía la vida. Ahora, apenas un puñado de brujos en sus mejores días, herida de muerte desde que las masas enfurecidas con aquello que desconocían asesinaran a la mayor parte de los brujos.
Los brujos, humanos mutados para cumplir la función que se esperaba de ellos y que los hacía odiados. Cazadores de monstruos, a ojos de mucha gente monstruos ellos mismos, tan temidos como aquellas criaturas con las que se enfrentaban.
Kaer Morhen, el intermitente hogar de Geralt de Rivia, el brujo protagonista de una de las grandes sagas de la literatura fantástica, surgido de la pluma de Andrzej Sapkowski.
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