"La historia gira alrededor de un espectáculo poco convencional de niños llamado "Minna de Utao!"
Kenta (Ohno Satoshi) es un joven músico cuya banda se rompe, es rechazado por su novia y para colmo de males, su propia familia lo considera un inútil.
De repente, se convierte en "Uta no Oniisan", un personaje que canta en el programa para niños-Tokyograph."
Sí, ya sé lo que estáis pensando: que con esa portada qué quieres, que te lo tienes merecido, que se veía venir, que cuánto le han pagado al protagonista por vestirse así...Bueno, me lo merezco. Pero a veces las apariencias engañan -el orgullo me hace verlo también de forma distinta, supongo- y no vamos a tirar la toalla ni sacar conclusiones precipitadas antes de analizarlo en 5 Minutos.
Esta serie japonesa de 2009 de 8 episodios tiene de protagonista a una de las estrellas del grupo Arashi, y por eso mismo es complicado en mi caso dar una opinión objetiva al respecto -aunque viene siendo la misma conclusión que lo que pienso sobre la calidad de Jennifer López como cantante y actriz. Si bien es cierto que Satoshi Ohno no es santo de mi devoción, tengo que reconocer que es mejor actor que cantante. Pero que os voy a contar yo. Si una serie empieza con caras conocidas siempre es agradable, y el muchacho seguro que tiene más seguidor@s en Facebook que un servidor.
En este caso, y sin desmerecer, el papel que le ha tocado jugar es bastante regular, como pasó con Maou (2008). Interpreta a un joven que no tiene demasiada fortuna en la vida. Se repiten los mismos esquemas que en muchas series japonesas, pero en este caso el nivel de indecencia del personaje se eleva al cuadrado y cuesta tomarse en serio los mensajes que puedan ofrecernos en la serie. Kenta (Satoshi) tiene que convertirse en la estrella del programa infantil "Minna de Utao!", que sin duda alguna es estéticamente clavado a los programas reales orientados a niños de las cadenas niponas.
Teniendo en cuenta que, una vez más, está orientado a ofrecer una cara reflexiva de los valores y situaciones en la vida no podemos esperar más que escenas cómicas mesuradas como antesala a esas conclusiones reflexivas. Y aunque parezca mentira, aun con la estética pueril que nos presentan, "Uta no oniisan" podría haber sido un dorama divertidísimo, educativo e inspirador. Quizá me atrevería a decir que hasta diferente.
Pero digo podría, porque el potencial de la serie va remitiendo hasta padecer en una absurda burla, siempre y cuando uno tenga cierta edad y no se deje llevar por los colores y la música. Es más, acabaría la serie en los tres primeros capítulos, que es donde desaparece el único personaje carismático y desternillante de todo el reparto. No os digo quién es, por si os apetece verla, pero enseguida os daréis cuenta de quién es enfocado en el escenario, aún sin luces.
A partir de ahí, es como si hubieran puesto una sexta marcha, el guionista hubiera palmado y le hubieran dado el relevo a Zombunny, que no sólo distorsiona el (supuesto) género que habían medio definido, sino que además se olvidan de algunos personajes y se centran en cerrar el chiringuito lo antes posible.
¿Resultado? Ni tanto drama, ni tanto humor, ni tantas reflexiones profundas como apuntaba el comienzo de la serie. Son ocho horas que pueden hacerse largas, pero si no hay nada mejor que hacer (ej: sentarse en el sofá mirando al infinito), es una opción a considerar...eso sí, espero que tengáis sofá.
¿Cuántos Minutos Más se merece? (sobre 5)
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