sábado, 24 de marzo de 2012

FIVE MINUTE'S SALOON: Sacamuelas





Damas y caballeros, antes de que comience la función quiero hablaros del desafortunado incidente que sufrió el bueno de Tom Pale. Sé que desde entonces muchos habéis dejado de acudir a nuestro, siempre apreciado, doctor Perry H. Well. Os he visto cabalgar en compañía de flemones como bisontes hacia el poblado vecino, cuando todos sabemos que a su matasanos se le da mejor poner herraduras que sacar muelas.

Cuando el mal aprieta y el orgullo flaquea seguro que más de uno busca cobijo al abrigo de una carreta ambulante. Brebajes con cocaína, morfina, heroína, ácidos e incluso alcohol fuera de vaso, habrase visto mayor blasfemia; si bien algunas de esas sustancias calman el mal, usadas en demasía calman también los bienes. Que hay jarabes que, con celosa eficacia, para arrancar de raíz el dolor de nuestros hijos, en más de una ocasión acaban llevándose de paso al infante.


Y pobres de aquellos que piensen siquiera en la medicina de los indios. Los más viejos recordarán la historia de Pat “sin cabello”, de cómo acudió a un brujo indio y volvió con un corte en la mejilla en forma de equis sin calmar el dolor. Y cómo al ir a pedir explicaciones volvió con el dichoso dolor de muelas y su recién ganado mote. Bien es cierto que algunos hombres medicina conocen plantas y raíces que calman el dolor, pero no seré yo quien vaya a preguntarles.

Para aquellos que miréis con envidia al civilizado Este. Sabed que nuestros estirados vecinos, preocupados en novedades y tecnologías, usan cepillos con electroimanes en el mango y la promesa de mantener sanos los dientes, devolviendo la blancura natural del esmalte. ¿Qué será lo próximo? ¿Electroimanes en collares o pulseras como amuletos para fortalecer músculos y huesos?... civilización.

Es cierto que algunos limpian sus dientes con carbón; mirra, miel y salvia verde; o mezclas más osadas como hueso de sepia, crema tártara, drop lake y aceite de trébol; pero no nos engañemos, a la hora de la verdad, mantener fresco el aliento con fresas no soluciona el problema. Cuando la dentadura toca retirada sólo hay tres cosas capaces de actuar con eficacia: nuestro buen doctor, su bote de óxido nitroso y un par de tenazas.

No estamos ante un simple barbero, todos estáis cansados de oírle decir cómo estudió junto al mismísimo Doc Holliday en el Colegio de Cirugía Dental de Pennsylvania. Sólo el Señor sabe por qué este gran hombre decidió ofrecer sus magníficos servicios a este pueblo perdido. ¿Qué importan algunos problemillas con el alcohol? ¿Son tantos los 8 dientes que perdió Tom Pale por equivocación; acaso el resto no cometemos errores?

Va siendo hora de que pensemos como comunidad, no como salvajes egoístas, y ayudemos a nuestro prójimo. Yo me comprometo a que el Five Minute's Saloon deje de servir alcohol, durante el día, al Dr. Perry H. Well. Y os propongo, en este mismo momento, reunir el dinero suficiente para comprarle unos anteojos decentes con los que pueda diferenciar con claridad las piezas de la boca.

Si sois tan amables de poner algo de dinero en el sombrero que lleva la bella Betty, vosotros mismos lo agradeceréis. Y ahora, si me disculpáis, debo dejaros un momento. Como siempre: disfrutad del espectáculo.

1 comentarios:

Elban dijo...

Sencillamente genial.

Mis más sinceras felicitaciones!!

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