martes, 6 de noviembre de 2012

Cuando la realidad supera a la ficción (I)

ESCRITO POR Elban


Hace tiempo que quería iniciar una nueva sección aunque no encontraba la forma más adecuada de hacerlo (cosas de las musas, que son unas brujas de mucho cuidado). Hasta hace unos días, que me topé con una noticia de las que te alegran del día.  Así que vamos al lío... la nueva sección es ni más ni menos que (tatachán tachán!) Cuando la realidad supera a la ficción.

Como su nombre indica, en esta sección analizaremos esas noticias, curiosidades o datos tan increibles que al conocerlos no podemos si no pensar que la realidad no sólo supera a la ficción sino que le patea el hígado y le escupe en un ojo. Y es que, como dice cierta marca de bebidas, el ser humano es increible...

La noticia de hoy, que bien podría llamarse Me casé con una princesa elfa y resultó ser una orca de Mordor nos llega de China y no roza el absurdo, sino que directamente le mete mano con descaro y se queda tan ancha. El titular que podemos leer en la red viene a decir: Se divorcia de su mujer por traer al mundo una niña fea. La cosa  promete y los lectores más avezados en la materia ya deberéis oleros que detrás de esto hay una historia que merece ser contada.

Resulta que el bueno de Jian Feng estaba superenamoradísisisisimo de su bella esposa de la que no sabemos el nombre pero que, por el bien de la historia, podemos llamar Arwen, cuya foto tenéis a continuación. La pareja era feliz como no podía ser de otra manera y fruto de su amor engendraron un retoño - retoña en este caso - que estaba destinado a traer la felicidad suma a la pareja. O no...



El giro dramático de la historia llega cuando Jian Feng ve a su hija por primera vez y le asaltan las dudas. El bebé era feo feo con ganas y él, pensando en lo guapo que era y el culito que tenía y lo bella que era su esposa, llegó a la conclusión lógica (¿?): su mujer le había puesto los cuernos con algún feo. No encontraba otra explicación al horror que acunaba entre sus brazos.... (seguimos en la realidad, eh!) y decidió dejar a su mujer. Arwen, entre lágrimas, le confesó la cruda realidad. Ella había sido fiel a su esposo, aunque guardaba un oscuro secreto en lo más profundo de su corazón: antes de conocerse se había gastado 100.000 dólares en cirugía estética!! Vamos, que la mona se había vestido de seda...



Ante esto, Jian Feng se sintió aún peor que si hubiera llevado unos cuernos de medio metro. Según contó al juez en su denuncia, su mujer le había engañado para casarse con él y obtener un matrimonio por encima de sus posibilidades porque, de haber sabido cómo era en realidad, nunca se habría planteado procrear con ella, por eso de la herencia genética....

¿Resultado? El juez dio la razón al bueno de Jian Feng y condenó a su mujer a pagarle 120.000 dólares como compensación.

¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? ¿A que a veces la realidad no tiene límites?

1 comentarios:

Kenshin dijo...

No es por parecer superficial, pero yo hubiera preferido vivir tranquilo con mi mujer artificial a ver la foto original antes de los retoques.
120.000 dólares no es dinero que compense el haberse acostado con Nosferatu.
Y yo miraría entre el pelo de la niña por si aparece un 666 de esos que luego podemos lamentarnos...

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