A veces maldigo el día en que decidí iniciar esta sección. Simplemente porque noticias como la de hoy me generan una dosis de estupor considerable y se me hace difícil comentarlas sin caer en una mezcla de perplejidad y descojone. Vayamos al lío.
Lo que vamos a ver hoy podría llamarse perfectamente "Chiquiparks de ayer y hoy" o "Niño, como te pillen tus padres, prepárate". Y es que se ve que, en el mundo en que vivimos, hay pocas cosas más peligrosas que un chaval de doce años con ganas de divertirse.
Según cuenta Redhotrussia.com (tiene título de página porno, lo sé, yo llego a la noticia desde aquí, a mi que me registren ;) ) un chico de doce años abandonó su pueblo natal para salir de aventuras. Me diréis, ¿qué tiene de raro? Es un entrenador pokémon más que deja Pueblo Paleta para vivir mil y una rocambolescas aventuras llenas de amistad y valor.
Bueno...
Lo que pasó no fue exactamente eso. Tan pronto sale del pueblo el buen chaval entra en un supermercado y roba un fajo de billetes. Cumprueba el botín y, como no era suficiente para lo que tenía en mente, inicia una ola de atracos a transeúntes para seguir juntando rublos. ¿Querría comprar un Caramelo Raro? ¿Ahorraba para comprar un mandoble legendario lvl 80? Nada fuera de lo normal, quien más quien menos hemos leveado indiscriminadamente para reunir dinero para nuestro equipamiento. Pero nah, es un chico de hoy en dia.... ahorraba para putas.
Resulta que el sentido de la amistad ha evolucionado cosa mala entre la juventud rusa y se aleja un poco del que estamos acostumbrados. Nuestro joven Robin Hood vuelve al pueblo con su botín (cerca de 3.700 euros), reúne a su panda de amigotes (de doce años, recuerdo) y ni cortos ni perezosos contratan a un puñado de prostitutas, reservan una habitación de hotel con sauna y se pegan una megajuerga del copón, hasta que el cuerpo aguante, que con doce años hay mucho energía en las venas.
El resultado, os lo podeis imaginar, los familiares del niño preocupados por sus dos días de desaparición, contactan con la policia y finalmente lo encuentran - a él y a sus amigos - en una versión postmoderna de un despelote amical que ríete tú de los banquetes homéricos.
En fin, sin palabras.
¿Vosotros qué opináis?
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