domingo, 10 de junio de 2012

Atelier Rorona: The alchemist of Arland

ESCRITO POR Elban



Lo reconozco, me gustan juegos que el común de los mortales consideraría "rarunos"... pero oye, para gustos colores, ¿no? Hoy, meditando sobre qué hacer la entrada, he optado por explicaros la enésima mirada de "¿pero tú a qué coño juegas?" que me han dedicado en casa. Os presento Atelier Rorona: The Alchemist of Arland, para PS3 (encontrado a precio de saldo en una conocida cadena de videojuegos, en la sección de semi-nuevos)

Atelier Rorona es uno de esos RPG de corte nipón que combinan combates por turnos, recolección de ingredientes y producción de objetos, todo ello aderezado con conversaciones estáticas, personajes arquetípicos, misiones secundarias y un colorido y sonriente mundo de luz y felicidad.  Dicho así, y con unas portadas como éstas, entiendo la precaución inicial...

Portada japonesa
Portada americana

Ahora bien, ¿de que carajo va el juego? Para los que ya hayáis probado alguna iteración de la saga (de hecho es el undécimo juego de la misma) sobran explicaciones, pero como me temo que muchos seguidores no tendrá, mejor curarse en salud. En Atelier Rorona tomamos el papel de Rorona, la joven aprendiz de la, por llamarla de algun modo, maestra alquimista del reino de Arland. Una maestra perezosa e indolente, hasta el punto que el rey de Arland se plantea cerrar el taller, puesto que no aporta nada positivo al desarrollo del reino. Ante semejante percal, la maestra de Rorona se desentiende del asunto y decide cargar sobre nuestros frágiles hombros la tarea de demostrar la utilidad de la alquimia. Para ello, deberemos superar doce tareas que los oficiales reales nos encargarán, consistentes en tener listos una serie de objetos en un plazo de tres meses.

Esta urgencia constante por conseguir contentar las ánsias reales (que van desde cañones y pólvora a pastelitos y galletas, según toque reforzar las defensas del reino o preparar la fiesta de la ciudad) es el motor del juego. Casi todas nuestras acciones (viajar por el mapa, descansar, fabricar objetos a través de la alquimia...) consumen una cantidad variable de tiempo, que hay que saber administrar para no faltar a nuestro compromiso y ser despedidas. La principal manera de conseguir objetos es su producción alquímica (algunos se pueden comprar en las tiendas de la ciudad pero, que coño, somos alquimistas ¿no?), para lo cual tendremos que ir haciéndonos con sus correspondientes recetas e ingredientes. En buena medida los obtendremos de la recolección/extracción y como botín de los monstruos. Las recetas tienen cierta flexibilidad, permitiéndonos combinar distintos tipos de objetos para llegar el mismo fin, dotando al producto final de características diferentes (más caro, de mejor calidad, con mejora de stats, mejor sabor....), que repercuten en su calidad y durabilidad.


Y si a todo esto le sumamos el poder alquilar los servicios de hasta dos acompañantes (la amiga de la infancia, el camarero del pub, un miembro de la guardia real, una misteriosa marionetista ambulante...) que nos ayudan en nuestra lucha contra los enemigos que pueblan el mapa, conversaciones aleatorias que ayudan a conocer el trasfondo de los personajes, misiones secundarias, mejora de objetos y la habitual compulsión recolectora de trofeos, tenemos un producto más que sólido.


En definitiva, una propuesta sencilla, colorida y sin pretensiones, que gustará a los que disfruten de los combates por turnos y la gestión de inventario. Atelier Rorona no pasará a la historia como un hito en el mundo de los videojuegos, ni estará entre el Top 10 de juegos de PS3, pero de nuevo Nippon Ichi (a mí, los chicos responsables de Disgaea me tiene robadito el corazón) nos ofrece un juego simple en mecánica pero profundo en opciones, sin necesidad de hormonas, sangre o miles de millones de polígonos.



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