WATER BOYS (2003)

A pesar de las locuras inimaginables que aparecen en nuestra imaginación cuando hablamos de series japonesas en general, hay algunas que consiguen transmitirnos buenas sensaciones. Puede que no por los finales a los que nos tienen acostumbrados, sino por el desarrollo o por los personajes, pero no tanto por la temática. A fin de cuentas, a excepción de unos pocos dorama legendarios, Japón suele ser el único telón de fondo para una trama con similitudes por doquier.

Así, una serie de un famoso científico sigue teniendo escenas nocturnas en izakaya, paseos románticos en bicicleta por estrechas calles y mucha gente escribiendo mensajes en móviles de última generación. Eso es en parte lo que convierte a las series japonesas, para los amantes de su cultura, en género insustituible. Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos 11 episodios plagados de delgados japoneses en bañador queriendo competir en  un campeonato de natación sincronizada? Antes de que cataloguéis esta serie como una desagradable paranoia más -y posiblemente muchos lo hagáis- vamos a resumir las posibilidades de Water Boys.

Water Boys bien podría ser uno de esos dorama, como hemos dicho, que escandalice y haga reír a todos por igual. Lo que sí está claro es que si nos paramos detenidamente a analizar cada capítulo, encontramos una maraña de relaciones humanas y sueños como en pocas series. La exaltación del carácter japonés por la superación ante las adversidades y de la búsqueda de un sueño se palpa constantemente en cada episodio mediante personajes radicalmente opuestos entre sí y con particulares hándicaps. 

Cinco jóvenes de Escuela Tadano buscan un único objetivo: conseguir crear un equipo de natación sincronizada...para hombres. La particularidad de estos chicos es que cada uno cuenta con una fobia o problema concreto que le impide de alguna manera conseguir la realización de sus sueños. Sin querer chafaros demasiado las sorpresas, os diré que uno de los cinco tiene hidrofobia. Sí, no es broma.

Water Boys es por encima de todo una comedia, pero con un importante trasfondo de verdadera amistad. Es una refrescante serie que todo buen amante de los dorama debería haber visto, y si os quedáis con ganas tenéis  también la segunda temporada y además la película que la convirtió en hito en Japón, y todas cocinadas con los mismos ingredientes.

Ahora os dejo que os recuperéis de la imagen que os he puesto en cabecera.

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